Sucedió que Ricardo, durante uno de esos descansos al mediodía donde todos íbamos al patio a fumar malboros y belmonts, mencionó algo sobre un proyecto en internet de autorretratos de mujeres desnudas. Como me pareció interesante, anoté la dirección web en un ladito de mi cuaderno. Como estaba curioso, me metí en la página apenas llegué a mi casa. Era de noche, todos dormían, yo era el único que podía saber que las fotos que estaba comenzando a ver no eran pornográficas sino una investigación de taller. Al aparecer las primeras imagenes, naturalmente, el cuerpo se me alborotó, como dicen. Llegada la numero veinte ya estaba erecto. Imaginate: tantas tetas, tantas nalgas, tanto arte, tanta cosa íntima, es casi imposible aguantarse. En eso, noseporqué se despertó mi mamá y se asomó a mi cuarto como se asoman las mamas, silenciosamente. La madrugada retumbó cuando gritó: ¡TIENES UN RATÓN ENTRE LAS PIERNAS!
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